jueves, 27 de enero de 2011
Alicia Arambula_CASAS PATIO/SOUTO DE MOURA
EDUARDO SOUTO DE MOURA
Nacido en Oporto, Portugal el 25 de julio de 1952, Souto de Moura se tituló como arquitecto en la Escuela Superior de Bellas Artes en Oporto en 1980, donde fue profesor de 1981 a 1991. También fue profesor de universidades como Harvard, Dublín, París-Belville, entre otras. Su trabajo esta influenciado por Álvaro Siza y Fernando Távora, quienes fueron sus maestros. De esta forma entró a trabajar en el despacho de Siza en 1974, y seis años después estableció su propio despacho en Oporto.
Al momento de construir, uno de los principales factores que toma en cuenta es el contexto, el entorno físico que rodea sus obras, utilizando materiales locales, combinando la madera con el concreto, el aluminio y la piedra. Además su arquitectura se destaca por la precisión y la firmeza de las formas.
Entre sus obras más destacadas se encuentran el Mercado municipal de Braga (1980), Las casas Nevogilde(1982-1983), la vivienda para Quintana do Lago(1984), la rehabilitación del Monasterio de Santa Maria do Bouro(1989-1997), La casa Alcanena(1992), el metro de Oporto(1997-2004) y el Estadio Municipal de Braga(2000-2003).
Las casas patio de Eduardo Souto de Moura están ubicadas en Matosinhos, ciudad portuguesa localizada en el distrito de Oporto, que cuenta con alrededor de 28500 habitantes. El clima es típico de las regiones atlánticas: húmedo pero templado, con las noches frescas. En invierno, llueve con poca frecuencia y raramente nieva pero cuando lo hace, la escarcha es poco común dado que la temperatura desciende a menos de 0 °C. En verano, la temperatura sube, y los meses más calurosos del año son junio, julio y agosto: las temperaturas oscilan entre 20 °C y 35 °C. Los meses de septiembre, octubre, abril y mayo son intermedios y las mañanas de niebla se cambian por las tardes soleadas.
casas patio en matosinhos
“En la parcela había originalmente una villa situada cerca de la calle, con un bello jardín y una verdadera zona agrícola al otro lado. Se vendió el terreno agrícola, frente al puerto, y el plan de Fernando Távora para aquella zona había introducido una calle que dividía la parcela en dos, mas o menos en diagonal. La idea, que recupera el proyecto de la casa de Moledo, es construir unos muros, una presencia que caracteriza esta zona. La casa Portuguesas la continuación del muro de cerca y, a veces, la presencia de la casa solo se detecta por una ventana. Se parece a la estructura de algunas aldeas chinas, pero es una referencia de la que he sido consciente una vez terminado el proyecto, y ni siquiera conocía las casas patio de Josep Lluís Sert, que después he visto y son iguales. Quería construir unos muros en piedra paralelos a los límites laterales de la parcela y cubrirlos con un único plano de hormigón cubierto de tierra; al no tener el dinero necesario para construir en piedra, los muros se construyeron en hormigón.
La parte triangular inferior de la parcela no se vendía, por lo que se convirtió en mis honorarios. Entonces estaba construyendo la posada de Santa Maria do Bouro, o sea que llame al albañil que trabajaba en aquella obra y le pedí que construyera los muros perímetrales de piedra, luego la casa en su interior. La idea central es un ejercicio de dibujo destinado a esconder la forma triangular de la parcela. Desde el lado corto del triángulo se entra en un espacio trapezoidal, definido en el cuarto lado por un pasillo que atraviesa todo el espacio, luego se encuentra la franja de las habitaciones y de la sala. Sigue el patio, también trapezoidal, con un jardín y algunos árboles, la piscina, de nuevo un trapecio y el garaje. Todo cada vez más pequeño, para forzar la perspectiva; también en el interior, todos los elementos de piedra o de madera como, por ejemplo, los que componen el pavimento, reproducen la forma triangular.” Eduardo Souto de Moura
En Matosinhos una villa aristocrática, con un bello jardín fue vendida para ser utilizada como lugar para celebraciones de boda. El huerto, paralelo al Puerto de Leixoes, y ubicado en la villa de Ribeirinho, también fue vendido para dividirlo en terrenos. El ayuntamiento acababa de realizar una nueva calle que cortaba el antiguo huerto en diagonal dejando de lado un terreno en forma de triángulo, y del otro lado quedo un terreno en forma de trapecio, que a su vez fue dividido para formar nueve parcelas más pequeñas.
Eduardo Souto de Moura, utilizó como referencia la casa de Moledo, otro proyecto realizado por el mismo entre los años de 1991 y 1998.
El proyecto, estructura el terreno trapezoidal en cuatro parcelas pequeñas y cinco de mayor tamaño, con piscinas y dependencias anexas. Estas parcelas se delimitan mediante una serie de muros paralelos, los cuales sirven de apoyo para las losas de concreto que definen la cubierta de cada casa-patio. Los espacios que quedan entre los muros perímetrales se transforman en patios-jardín, donde la vegetación sobrepasa los muros, entrelazándose con los jardines y campos vecinos.
El objetivo era que este lugar, envuelto en muros y árboles, mantuviera su identidad.
Las cinco casas de mayor tamaño están constituidas por una cochera, la recámara principal que cuenta con baño y vestidor, otra recámara con un baño completo, y dos más que comparten un baño. Las casas cuentan con un estudio, cocina, sala-comedor, alberca, lavandería, bodega y por su puesto, los patios. Las otras cuatro casas, que son de menor tamaño cuentan con el mismo programa, a excepción de la alberca, la lavandería y la bodega.
El acceso a las casas es por medio de la calle, mediante la cochera o mediante un patio de entrada al que se ingresa por medio de estrechas puertas, utilizando el color blanco en diferentes elementos, como los portones corredizos de la entrada a la cochera. El muro exterior, una cortina cubierta de piedra, no permite ver lo que sucede en el interior,
En este proyecto encontramos elementos naturales que lo hacen aún más interesante y complejo, como la variación de la luz y de los colores, de la neblina proveniente del Atlántico, a la luz deslumbrante del sur.
Los largos muros paralelos de piedra, que fueron colocados en seco y reforzados, sobre los que se apoyan franjas continuas de cubierta, logran crear un paso entre los ambientes cerrados y los abiertos, ya que los tabiques vidriados permiten ver de soslayo el entorno y tener una continuidad visual entre las partes.
Por otra parte, el terreno triangular, como fue mencionado anteriormente, se convirtió en los honorarios del arquitecto, de manera que al construirlo su concepto se basó en esconder la forma triangular del proyecto, dividiendo la casa en trapecios que van disminuyendo de tamaño con el fin de forzar la perspectiva. Empezó por construir los muros perímetrales de piedra y después se concentró en el resto del proyecto.
BIBLIOGRAFÍA
Rojo, Luis, “Eduardo Souto de Moura 1995-2005, la naturalidad de las cosas”, El croquis, Madrid, 2005, pg 62.
Esposito Antonio y Leoni Giovanni, “Eduardo Souto de Moura”, GG, Barcelona, 2003, pg. 144.
http://internacional.universia.net/europa/ciudades/portugal/oporto/clima.htm
www.soloarquitectura.com/.../eduardo_souto_de_moura.html
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